Antes de dejarte
llevar por las tiernas imágenes de gatitos recién nacidos, con sus
ojitos atrayentes, debes pensar en el futuro, y también en los inconvenientes.
Esos ojos que nos encandilan, ese cuerpecito que pide calor, se convertirá en
poco tiempo en un pequeño gato juguetón (y destrozón), y más tarde, en un
gatazo, con todas sus necesidades de alimento y cuidados. No es un juguete.
Cuando decidí adoptar un gatito, me dí cuenta de que carecía
por completo de experiencia en el cuidado de animales domésticos, así que opté
por informarme antes de tomar una decisión definitiva. Leí sobre su carácter,
sus costumbres, el tipo de alimento que necesitan, los cuidados veterinarios...
Como soy una persona bastante obsesiva y perfeccionista (además
de indecisa), tanta información me
asustó y decidí que un gato en casa
podría llegar a ser una fuente inagotable de problemas. Pero justo cuando decidí NO
adoptar, la familia me regaló un gatito.
No puedo negar que al principio no me hizo mucha gracia,
pero era tan pequeño, estaba tan indefenso, que decidí ponerme las pilas y
convertirme en una buena "humana" adoptante.
Su madre había muerto, la dueña de la camada no podía
mantenerlos, y viviendo en un pueblo, su destino era terminar en las calles y
buscarse la vida.
Dejé de pensar en todos los contras y disfrutar de los
beneficios.
Lo primero que hice fue pedir cita con un veterinario que le
hiciera una revisión completa y me orientase sobre cómo debía cuidarle.
En la consulta le desparasitaron externamente con una pipeta
de Stronghold (yo no le había visto nada el día anterior, pero la veterinaria
le descubrió un par de pulgas). Además me recetaron un jarabe para los
parásitos internos.
El primer diagnóstico fue el de un cachorro de apenas dos
meses, con un estado de salud excelente.
La veterinaria me recomendó alimento de gama alta, me habló
sobre los distintos tipos de arena para gatos, hablamos de la castración y de
un montón de cosas más, que yo, como buena primeriza, desconocía.
Tentada estuve de sacar un cuaderno de notas y decirle
"¿podrías por favor repetirme los tres primeros minutos de charla,en los
que me abstraje y preocupé con lo de las pulgas, y luego los otros cinco
después del rato que me concentré, antes de volver a distraerme con lo de los
parásitos internos?"...pero realmente no procedía explicarle a aquella
chica tan maja, que soy pelín ansiosa, me preocupo con facilidad y esto en
principio parecía quedarme grande.
Volví a casa con la idea firme de coger el "toro por lo
cuernos". Mucha gente tenía gato y había sobrevivido a él sin grandes
daños o preocupaciones, así que seguramente yo también sería capaz, una vez
superado el pánico inicial, de quererlo, cuidarlo y disfrutarlo.
La administración del jarabe antiparásitos resultó una empresa
aún más difícil de lo que había imaginado e hizo tambalear mis propósitos de
superación. Se convirtió en una batalla campal en toda regla. Incluso
momificándolo (envolviéndolo por completo en una toalla, para no darle la
oportunidad de moverse o arañar), y con ayuda de algún miembro de la familia,
la cosa siempre terminaba con derramamiento de sangre (la mía).
Dentro de un año, en la próxima revisión, a Dios pongo por
testigo, que no me dejaré embaucar con más jarabes. Me han dicho que hay unas
pastillitas muy prácticas para ese asunto de la desparasitación interna.
Hasta ahora todo ha transcurrido fenomenal en cuanto a su
salud se refiere. Come bien, está ágil y activo (en exceso para mi gusto), ha
crecido bastante en dos meses, y se muestra siempre muy despierto (excepto
cuando duerme, obviamente).
Tiene tendencia a hacer trastadas, sin ser un gato
especialmente travieso. La curiosidad le puede y se mete en líos con relativa frecuencia.
Tan pronto se le queda una bolsa de papel enganchada a una pata y se vuelve
loco, como se lanza de cabeza contra un mueble porque ha calculado mal la
distancia al ratoncito de peluche que pretende cazar. Si abres un cajón es
posible que desaparezca en su interior o que pretenda lanzarse al cubo lleno de
agua de fregar.
El aspirador es el animal más temible de la casa y podrá
despeñarse o derrapar por el pasillo, con grave riesgo de colisión, con tal de
escapar de su rugido amenazador.
Destrozos la verdad es que no ha hecho muchos, pero tenemos
que andar con cuidado y vigilancia. Le tiene el ojo echado a una esquina del
sofá, y a las cortinas del salón.
Hemos probado el truco del spray con agua para evitar que se
lance sobre ellas, pero no funciona. Si está en el salón y queremos
conservarlas, no nos queda más remedio que recogerlas, y apartarlas de su
alcance. En cuanto a su inclinación a rascar la esquina derecha del sofá (que
no la izquierda), hemos probado a ponerle un rascador cerca o echarle spray con
vinagre a la tela, a modo de ahuyentador natural.
Inconvenientes "haberlos haylos", pero ventajas
también.
Este es mi primer gato, así que tampoco puedo hablar desde
una vasta experiencia, pero lo cierto es que ha resultado ser un animal
increiblemente cariñoso al que le gusta mucho estar con nosotros, en nuestros
brazos, sintiendo nuestro calor. Ya forma parte de la familia. Mis hijos le
adoran y parece que es recíproco.
Suele ir a la puerta de entrada en cuanto escucha el timbre
o el sonido de la llave, y tiene por costumbre ir a recibir a todos, cuando
vamos llegando.
En los momentos de relax es igual que un peluche ronroneador
en tus brazos, y se puede pasar horas junto a tí, por puro placer de sentirse
arropado.
Es increíblemente limpio ,y desde el primer día sin
excepción, usa la arena el solito.
Además, se asea bien después de comer, y en otros momentos
del día, sin motivo aparente, también invierte algún tiempo en darse un buen
"fregado".
Nunca lo hemos bañado y sin embargo su pelaje se muestra muy
limpio y sus patas y abdomen (completamente blancos) relucen, a pesar de sus
idas y venidas y "reboces" diversos por suelos y alfombras.
ALGUNOS CONSEJOS QUE NOS HAN FUNCIONADO
ALIMENTO
Casi desde el primer día optamos por pienso considerado de
"alta gama", basicamente proteico, y sin subproductos animales ni
vegetales.
Como era una completa ignorante en este asunto, busqué
información en internet, y le hice un tercer grado tanto a la veterinaria como
a las diferentes amigas, humanas adoptantes, con experiencia.
Escogimos la marca Applaws, basicamente por su composición,
aparentemente muy buena. El pienso lo complementamos con latas y patés de la misma marca.
Cierto es también, que varias amigas han criado gatos
saludables y longevos con piensos de supermercado, y esos mismos mininos parecían llevar vidas plenamente felices.
El tiempo dirá si seguimos en esta línea o según vaya
creciendo, le castremos etc... cambiemos de marca.
ARENA
Hemos probado varios tipos y optado por un cambio regular y frecuente (soy un poco escrupulosa con
estas cosas) con arena normal, ni aglomerante ni de sílice ni nada similar. De
las que conozco de supermercado, la que más me gusta es la de Lidl, además de
ser la más barata.
Su caja tendrá que crecer con él, pues la original se le queda pequeña.
JUGUETES
Imprescindible hacerse con un rascador y una buena colección
de ratoncitos, pelotas, plumeros etc.
Con el rascador hemos tenido que insistir bastante. Llevarle
a él, cogerle la patita, intentar que rasque.
Hoy he comprobado que ya lo rasca por propia voluntad, cosa
por otro lado muy deseable, y que le aleja de la esquina derecha de nuestro
sofá.
Adoptar un gatito es una experiencia muy enriquecedora y amorosa,
pero no debe ser tomada a la ligera, pues necesariamente aportarán más trabajo
y alguna que otra trastada al día a día.
Sin embargo llenarán tu hogar de cariño incondicional, y
como dice la canción, "no es que la casa, no estuviera llena, pero si algo
faltaba, lo tenemos"